OTRAS FORMAS DE ENTENDER LA EDUCACIÓN

Tras conocer nuevas formas de entender la educación,  tengo que admitir que al principio quedé bastante descolocada. ¿Como que la escuela no es necesariamente el espacio más válido para aprender o dar tus primeros pasos? Durante toda mi vida he concebido la escuela como eso: el lugar donde se crece, se aprende y se construyen los cimientos del futuro. Por eso, imaginar otras alternativas se me hacía, cuanto menos, extraño. Pero... ahí esta lo valioso en cuestionarse lo que siempre hemos dado por hecho. 

He querido dedicar esta entrada a este tema por que se que no soy la única a la que le ha pasado. seguro que más de uno también ha sentido ese cortocircuito al toparse con ideas tan distintas a lo que estamos acostumbrados. Mi intención es, precisamente abrir las mentes, remover lo establecido y atrevernos a pensar fuera de lo habitual. 

Así que aquí van tres perspectivas que me han hecho pensar más allá, ver la educación de otra manera y que, quizás también te hagan repensarla a ti. 

1. Iván Illich y la educación sin escuela: 

Illich propone algo que de entrada puede sonar escandaloso: ¿Y si descolarizáramos la sociedad? ¿Y si la escuela, tal como la conocemos no fuera la única vía (ni la mejor) para aprender?

Este autor partir de su obra La sociedad desescolarizada, lanza una crítica radical al sistema escolar tal y como lo conocemos. Para él, la escuela no solo transmite conocimientos, sino que moldea nuestra forma de ver el mundo y limita la libertad de aprender. Según él, el problema no es solo el contenido que se imparte, sino el hecho de que la educación este tan ligada a una institución obligatoria, excluyente y jerárquica. 

Illich propone una sociedad en la que se pueda aprender sin depender de la escuela como única vía oficial.  Una educación descentralizada, donde cada persona pueda formarse a su ritmo y conectando  sus conocimientos fuera de los muros escolares. Illich sueña crear redes de aprendizaje abiertas, donde cualquiera pueda acceder al conocimiento sin necesidad de certificados ni permisos.  

¿Y si, en lugar de forzar a todos a pasar por un mismo camino, se facilitaran múltiples formas de aprender? Puede sonar utópico, pero tras leer su capitulo entendí que no está tan lejos de preguntas que ya nos hacemos a día de hoy: ¿Por qué aprendemos?, ¿Para qué sirve la escuela?

Personalmente yo siempre vi la escuela como el camino correcto, el único valido. Pero, ¿Y si hubiera personas que podrían desarrollarse mejor fuera de ese marco tan rígido? Esto me llevo a cuestionarme cuanto de cerrada está a día de hoy la educación formal. A pesar de que no creo que debamos eliminar la escuela, si que veo interesante y óptimo que coexistieran otras opciones, otras maneras de aprender, de relacionarnos con el conocimiento y con los demás. Como Illich nos propone no solo es desmontar una institución es ampliar nuestra mirada, dejar de ver la escuela como el único lugar posible y empezar a imaginarla como una opción más dentro de muchas formas de aprender. 

2. Lave y Wegner: aprender en comunidad

Desde un enfoque muy distinto, Lave y Wegner proponen el aprendizaje no como algo que ocurre a nivel individual en un aula, sino como un proceso que nace y enriquece a una comunidad. Esta idea de las comunidades de práctica me parece tan simple como significativa: aprendemos cuando participamos activamente en un grupo que comparte intereses y conocimientos. 

Esta idea me ha hecho pensar la cantidad de veces que he aprendido más hablando con mis amigas, enfrentando a situaciones reales o simplemente observando como alguien resuelve un problema de una forma en la que yo no había pensado. Es ese aprendizaje que no aparece en los libros, si no que brota del día a día, de vivir cosas juntos,  de pertenecer a una comunidad.

Lo que más me impacto de esta teoría, y en lo que no me había parado a pensar hasta ahora, es que desmonta por completo esa imagen tan instalada de que aprender es recibir conocimiento “desde arriba". Aquí no hay un sabio que transmite y otros que escuchan en silencio. Lo que hay son personas que se acompañan, que aprenden juntas mientras hacen, mientras se equivocan y vuelven a intentar. 

Eso transforma por completo como entendemos hoy en día la educación: lo vuelve más horizontal, colaborativo y sobretodo más humano. Lo que desmonta las jerarquías y hace que desaparezcan muchos de los estigmas que a veces arrastramos desde la escuela tradicional. Aprender así no solo es más humana, sino también más libre.  

Esta perspectiva me ha hecho valorar más mis entornos informales, las conversaciones que parecen "nada" pero que nos dejan pensando, las personas que nos inspiran y sobretodo me hizo ver que aprender también es construir vínculos. Por que al final, ¿No es en la relación con otros donde realmente encontramos el sentido a lo que aprendemos?

3. Conectivismo

Esta última teoría viene de la tecnología, pero plantea algo muy cercano a nuestra experiencia cotidiana: que hoy aprendemos conectándonos, formando redes, navegando entre ideas, personas y recursos. Esta teoría desarrollada por Siemens y Downes, propone que el conocimiento ya no está solamente "en la cabeza" de alguien, si no en la misma red: en las plataformas que usamos, en las conexiones que establecemos.

Es decir, en mi día a día, cuando necesito entender algo, pocas veces recurro a profesores o libros. En su lugar, busco vídeos, algún post en una red social, consulto en foros o incluso pregunto a una inteligencia artificial.  Y no es por que no valore las fuentes tradicionales, sino por que creo e todos compartimos: la facilidad de acceso e inmediatez. Estamos tan acostumbrados a resolver dudas “en el momento” que hemos integrado formas de aprendizaje que no siguen los caminos tradicionales. Lo interesante es que, aunque muchas veces parezcan informales, estas búsquedas también construyen conocimiento. De alguna forma, aprendemos mientras elegimos qué vídeo ver, qué fuente nos parece fiable, qué explicación nos resulta más clara. Aprendemos cuando buscamos, cuando comparamos, cuando seleccionamos.

Y eso me lleva a pensar: ¿no será que el aprendizaje está mucho más distribuido de los que realmente creemos?¿Que ya no está centralizado en una figura, sino repartido entre redes, personas y tecnologías que usamos a diario? Eso es precisamente lo que me resulta más interesante del conectivismo, nos obliga a repensar el papel que tenemos como aprendices activos. Ya no se trata de esperar que alguien nos “dé” el saber, sino de estar presentes, explorar, decidir qué información tiene valor y cómo se enlaza con lo que ya sabemos o con lo que queremos descubrir.


Al final, lo que me ha quedado más que claro es que el aprendizaje ya no es unidireccional, y menos un proceso estático. Esta vivo, se adapta y es mucho más dinámico de lo que solemos pensar. Hoy aprendemos conectándonos, preguntando, filtrando y sobre todo haciéndonos parte de comunidades, ya sea físicas o digitales. Así que, en lugar de aferrarnos a lo que siempre hemos conocido, quizá sea hora de abrir las puertas a nuevas formas de aprender, más conectadas con el mundo real. Porque, al final, aprender debería ser algo que podamos vivir, no solo algo que se nos impone.

Y a ti, ¿te ha hecho pensar este repaso sobre cómo aprendemos? 

¡Me encantaría saber tu opinión!



Comentarios

Entradas populares de este blog

CANSADOS PERO APRENDIENDO

PRIMERO DE TODO UNA BREVE PRESENTACIÓN

OTRA FORMA DE ENSEÑAR ES POSIBLE